domingo, 14 de noviembre de 2010

se acuerdan de isabel

la crisis afecta a la ex presidenta

Isabel Perón se muda a casas cada vez más baratas

Recaló en un barrio muy coqueto, pero más austero. Pasó de una propiedad de 7.500 euros el metro cuadrado a otra de 1.770, en las afueras de Madrid. Visitas a la iglesia, encierro y silencio autoimpuesto.

Por Hebe Schmidt desde Madrid

Las Praderas en Villanueva de la Cañada. Es el destino final de la viuda de Perón. “La señora no está, regresará mas tarde o mañana”, le dicen a PERFIL al otro lado del portero eléctrico. La vivienda cotiza en 1.770 euros el metro cuadrado.

La ex presidenta argentina, María Estela Martínez “Isabelita” de Perón, pasa sus días alejada de toda actividad política, en un pueblo en las afueras de Madrid.

Aunque lo cierto, es que desde que se exiliara en España, a mediados del ’81, la viuda de Perón realizó un periplo por distintos barrios madrileños, hasta recluirse, finalmente, en Villanueva de la Cañada, un municipio ubicado a poco más de treinta kilómetros al noroeste de Madrid.
Para llegar hasta el sitio, es necesario recorrer una larga carretera por espacio de 45 minutos, a cuyos lados sólo se divisa campo, hasta llegar a la urbanización Mocha Chica, que alberga, a su vez, al barrio cerrado Las Praderas, donde se levanta, entre otras cien casas, el chalet de quien fuera la primera presidenta argentina.
Se trata de un “pareado” –un dúplex con una pequeña parcela de jardín en uno de sus costados–. La casa, sobre la calle del Valle de Ulzama, tiene unos trescientos metros cuadrados repartidos en tres plantas de cien metros. Da la impresión de estar permanentemente cerrada, porque tanto las ventanas del living comedor en la planta baja como las de los cinco dormitorios en planta alta y las del altillo, más arriba, permanecen con las cortinas cerradas todo el año, y el pequeño palier de la entrada, vallado con rejas dispuestas en forma oblicua, apenas dejan ver un patio de cerámicas blindado, un poco más allá, por otra reja con otra puerta.
Al margen izquierdo de la puerta de entrada, a través de un portero visor, una voz de mujer con acento argentino nos indica que “la señora no está, está de viaje y regresará más tarde o mañana” y “que está bien de salud”, para luego cortar abruptamente la comunicación, colgar el portero eléctrico y no volver a atenderlo.
Algunos vecinos le dicen a PERFIL que “nunca la hemos visto más que por la tele”, otros, que “es muy educada y agradable y siempre saluda a nuestros niños y nos dice lo monos que son”. Otros cuentan que la ex presidenta “es una mujer simple”, que “tiene un coche ‘berlingo’” –pequeño y común con cuatro puertas, hasta el que se traslada “no sin cierta dificultad al caminar”, y que “es conducido siempre por un chofer”.
La casa se encuentra a escasos 200 metros de la capilla de la urbanización Santa María Soledad, “uno de los sitios donde se la suele ver en el oficio de misa”, como una de las pocas salidas para recluirse de nuevo en su ostracismo, “acompañada por una empleada de servicio doméstico” y alejada de la prensa y de toda actividad política.
Según los portales inmobiliarios digitales, el metro cuadrado de una propiedad similar a la que habita Isabelita está valuado en casi 1.700 euros. Un valor lejano a los aproximadamente 7.500 euros actuales en que se cotiza el metro cuadrado del piso que habitara en la calle de Moreto –donde vivió luego de vender en 1989, al actual vicepresidente del Real Madrid, Jorge Valdano, la Quinta 17 de Octubre, que también diera refugio a su ex marido, el general Juan Domingo Perón durante su largo exilio de 13 años en España– en el señorial y opulento barrio de Puerta de Hierro, donde el valor de las residencias se baraja entre el millón y 7 millones de euros.
Su piso de la calle de Moreto se situaba en el exquisito barrio de Los Jerónimos, a metros del Museo del Prado –el museo de arte antiguo más importante del mundo– ubicado sobre el mismo Paseo de El Prado, en pleno corazón de Madrid y delimitado por el Parque del Retiro y la monumental Estación de Atocha, donde ocurriera el atentado islamita, en marzo de 2004.
Pero antes de confinarse en Villanueva de la Cañada, María Estela Martínez de Perón, también vivió en el barrio de Cuzco, a metros del emblemático estadio Santiago Bernabeu, a pasos de La Castellana, una avenida que recorre el centro de Madrid entre Plaza de Castilla y Plaza de Cibeles –donde los madrileños festejaron este año la obtención del Mundial de Sudáfrica–.
Desde su llegada a Madrid, luego de pasar varios años detenida en la Argentina, tras ser derrocada por el golpe de Estado del 24 de marzo del ’76, la ex presidenta argentina vive en la más imperiosa discreción, evitando las apariciones públicas, las fotos y a los periodistas.
Su imagen sólo volvió a circular por las pantallas de TV y las portadas de los medios argentinos e ibéricos, cuando en enero de 2007, la Justicia argentina ordenó su captura internacional y extradición, acusada por el secuestro y desaparición de un militante político durante su gobierno (1974-1976), para luego volver a su claustro, donde permanece hasta hoy, alejada casi, absolutamente de todo.

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